El bullying es un tema polémico que ha sido constantemente abordado por los medios de comunicación. El bullying es una forma de abuso continuo caracterizada por persecución y violencia verbal, emocional o física. También puede ser visto como una fuerte afirmación de poder y control a través de la agresión. A pesar de ser un tema muy actual, el bullying siempre ha existido, existe y siempre existirá. El problema mayor hoy en día es la forma en que se ve y se combate en la sociedad.
Sabemos que los efectos psicológicos del bullying son devastadores y que se presenta de diversas formas y tamaños. Sin embargo, hoy en día cualquier provocación, insulto o broma sin gracia ha sido considerada bullying. Y, lo que es peor aún, hay una tendencia de los padres a “ponerse al frente” de sus hijos para protegerlos, evitando así que aprendan a enfrentar sus propios problemas. No estoy diciendo aquí que los padres no deben intervenir cuando sus hijos son víctimas de bullying. Lo que defiendo es que es necesario reconocer la tenue línea que divide el bullying de los conflictos cotidianos en la vida de un niño o adolescente en desarrollo, para saber cuándo es necesaria una intervención externa, ya sea de la familia o de la escuela.
Recientemente, un niño de 14 años mató a tiros a compañeros en la ciudad de Goiânia. La justificación de los medios de comunicación fue que el niño sufría bullying. Debemos considerar si, sufriendo bullying o no, lo que llevó a este niño a cometer ese acto no fue su incapacidad para lidiar con sus problemas, una falta de mecanismos de afrontamiento que no fueron incorporados a su personalidad durante la infancia. La gran mayoría de los padres de hoy, queriendo proteger a sus hijos a toda costa, terminan resolviendo todo por ellos, envolviéndolos en una burbuja, creyendo que los están protegiendo de cualquier sufrimiento.
El conflicto es parte de la vida en cualquier etapa y es extremadamente necesario permitir que el niño enfrente los suyos propios, para que desarrolle formas de lidiar con ellos. Una vez que es protegido de tales conflictos, crece sin las herramientas fundamentales que le permitirán sobrevivir en la jungla de la vida. Y esto explica el alto índice de depresión, violencia y suicidio entre los jóvenes en todo el mundo actualmente. Por lo tanto, padres, protejan a sus hijos enseñándoles cómo lidiar con el bullying, animándolos a enfrentar sus problemas y dándoles autonomía para tomar sus propias decisiones. Recuerden que habrá un momento en el que no estarán allí para protegerlos y sobrevivirán solo si han aprendido a hacerlo por sí mismos.
Thais Clemente