El suicidio es una de las formas más violentas y traumáticas de perder a alguien. Casi siempre escucho una pregunta: ¿Cómo llega una persona al punto de quitarse la vida? Por supuesto, cada caso es único, pero hay algo común que atormenta a los suicidas, que es la incapacidad para soportar el dolor.
Lo que generalmente se observa en las personas con tendencias suicidas es una falta de recursos internos y mecanismos de afrontamiento. Es como si el individuo aún no hubiera aprendido a sufrir y estuviera buscando una forma de escapar del dolor en lugar de enfrentarlo y superarlo. El estrés se vuelve insostenible. Los pensamientos negativos se apoderan. El dolor es insoportable. Las ansiedades se convierten en verdaderos demonios. La soledad interna es abrumadora. De repente, ya no queda autoestima, los problemas no tienen solución y la persona solo se ve a sí misma como una carga para la familia. Y por más extraño que parezca, en medio de este torbellino de emociones y vacío existencial, la persona siente que la única cosa que aún puede controlar es elegir cuándo morir.
Mi respuesta a la pregunta que siempre me hacen es: seguramente esa persona que se suicidó no quería morir, solo quería encontrar una manera de librarse de su inmenso dolor y el suicidio fue la única o la forma más fácil que encontró.
El suicidio en realidad es el resultado de una ruptura en nuestro sistema de valores que genera un profundo vacío y pesimismo. Las cosas pierden su gracia. Todo pierde su significado. Vivir ya no tiene sentido.
El suicidio existe porque, desafortunadamente, las personas aún ignoran o subestiman mucho el dolor emocional. Y al igual que se necesita un profesional capacitado para tratar el dolor físico, también se necesita un buen profesional para cuidar los problemas de índole emocional.
Es necesario prevenir el suicidio, estar atentos a cualquier señal de que alguien cercano a nosotros esté sufriendo profundamente y necesite ayuda. Pero también es necesario cuidar de quienes quedan, ya que el suicidio es una muerte que deja muchas preguntas y varias heridas abiertas para los familiares.
Thais Clemente